4.1.19

abre aspas


Cuando un régimen autoritario se acerca a su crisis final, su disolución sigue, como regla, dos pasos. Antes de su verdadero colapso, una ruptura misteriosa tiene lugar: de repente la gente sabe que el juego ha terminado, ya no tiene miedo. No es solamente que el régimen pierda su legitimidad, sino que además su ejercicio del poder es percibido como una reacción impotente de pánico. Todos conocemos la clásica escena de dibujos animados: el gato llega al precipicio, pero sigue caminando, ignorando el hecho de que ya no hay suelo bajo sus pies; sólo empieza a caer cuando mira para abajo y nota el abismo. Cuando pierde su autoridad, el régimen es como un gato sobre el precipicio: para que caiga, sólo se le tiene que recordar que mire hacia abajo...